La premisa del Instituto Corvilud es personalizar la educación en cada situación de salud o enfermedad. El objetivo: "el BIEN-ESTAR". Más que hablar de "pacientes", preferimos referirnos a "alumnos" que aprenden a conocerse mejor y gestionar su vida. Mejor que curar, es enseñar a no enfermar. Y si esto último acontece, disponemos de herramientas a medida para acompañarte a VIVIR tu proceso. Ulizamos Imágenes Freepik (Freepik.es)
viernes, 30 de julio de 2021
Ir sin ir; yendo. Mi mejor viaje
miércoles, 28 de julio de 2021
Entrena tu biología: «El gen deportivo», lecciones para la vida.
La divulgación en torno a temas deportivos se ha popularizado en las últimas décadas y cada vez son más personas las que integran algún tipo de actividad física en sus formas de ocio y tiempo libre para ejercitarse y obtener beneficios en salud. Sin embargo, no siempre se interpretan los conocimientos difundidos de una forma adecuada y adaptada a cada situación individual.
Por otro lado, hay muchas esferas de la vida en las que evitamos el esfuerzo o interés que supondría cualquier oportunidad de mejora convencidos erróneamente de que «por genética», es algo que no está a nuestro alcance. Ojalá este artículo derribe esas «barreras genéticas» y las sustituya por potencial de mejora. No pretende hacer una difusión de nuevos conocimientos, sino una lectura interpretativa, esperanzadora y motivacional que, a partir de enseñanzas generadas por estudios científicos en torno al mundo del deporte, sean aplicables al día a día de forma universal.
David Epstein publicó en 2013 el libro «El gen deportivo: un atleta excelente, ¿nace o se hace?», (Traducción de Martín Rodríguez-Courel Ginzo. Editorial Indicios, 2014), en el que conduce al lector a través de casos reales y con respaldo de investigaciones sobre las condiciones (innatas o adquiridas) que diferencian a los deportistas normales de los extraordinarios. Resulta de gran interés sacar una serie de aprendizajes a partir de sus textos, llenos de ejemplos reales y con buenas referencias contemporáneas a las investigaciones del momento:
a) Versatilidad. La evaluación del rendimiento deportivo comprende un amplio espectro de destrezas y habilidades. Se ha instaurado una tendencia de medir quién es más fuerte, más rápido o llega más alto. Sin embargo, hay destrezas de tipo técnico, más centradas en respuestas cerebrales que musculares, que pueden aportar mejoras en los resultados deportivos: conoce tus destrezas y apóyate en ellas para vencer tus debilidades.
b) Teoría de las 10 000 horas. Aunque discutida, pone en relevancia la importancia del entrenamiento. La práctica es una de las constantes necesarias en la ecuación del rendimiento. Es cierto que puede haber un atleta que, a mismo nivel de entrenamiento, obtenga mejores resultados (ventaja genética, utilización de destrezas, etc.). Pero ningún campeón llega a serlo sin entrenamiento: en la vida, practica, practica, practica, practica si quieres mejorar tus objetivos.
c) ¿La genética es importante? Por supuesto que hay personas con ventajas innatas. Pero no podemos dejar de considerar el papel de la «epigenética». Que Jamaica sea una fábrica de velocistas no es exclusivamente por cuestiones de ADN. El sistema de entrenamiento (destrezas + horas de práctica), unido al patrón de alimentación, meteorología, descanso y hasta patrón microbiológico (que condiciona el desarrollo de la inmunidad) contribuyen a el éxito. Todos estos aspectos son capaces de generar cambios en el ADN del individuo y conseguir las llamadas «modificaciones epigenéticas» hacen que las nuevas células (musculares, cutáneas, óseas, vasculares, etc.) tengan mejores condiciones para esa disciplina.
Pero la investigación en el campo de la epigenética no se queda en los hallazgos reportados por Epstein. En 2020, José Luis Trejo y Coral Sanfeliu publican «Cerebro y ejercicio» (Editorial CSIC), con una excelente recopilación de beneficios del ejercicio sobre todo el organismo, además de sobre el cerebro. Describen incluso el papel de la intensidad y teoría de hormesis, según la que, por encima de cierto volumen de ejercicio, el efecto favorable sobre el desarrollo cerebral y conexiones sinápticas se vuelve deletérea y pone en marcha mecanismos contrarios, con muerte neuronal (neurotoxicidad inducida por estrés), caída de rendimiento, inmunodepresión, inflamación patológica y aumento de riesgo de lesiones, entre otras.
Un hallazgo muy relevante es el del papel de los microARN. Son secuencias diminutas de ARN (no de ADN) que se generan de forma continua en nuestro organismo y que constituyen los mediadores epigenéticos asociados a la dieta, medioambiente, estrés o ejercicio. Es decir, estos microARN son los que explican las modificaciones epigenéticas que nos había introducido Epstein. En general, estos condicionantes contribuyen a velocidad de respuesta neuronal, metabólico, reflejos, etc. Potencian las destrezas y llegan a modificar la composición del individuo.
Y lo más interesante, esos microARN se transmiten a la descendencia, de forma que padres que eran físicamente activos favorecen la actividad física en sus hijos, incluso cuando estos nazcan con unos cromosomas de sedentarismo (forma sencilla que tengo de explicarlo). Este razonamiento permite comprender que, por ejemplo, los jugadores de baloncesto sean cada vez más altos y, por otro lado, las gimnastas, tengan una estructural corporal de menor tamaño pero distribución muscular muy específica.
Con todo ello, me gustaría animaros a desterrar de vuestras limitaciones el concepto de «carga hereditaria» para considerarlo algo mucho más amplio, favorable, que os une con vuestros antepasados pero también, en parte, con quienes os rodean («linaje», que viene de «linum» o hilo). Más que hablar de predisposición genética, hablaremos de ventaja biológica.
Si os ejercitáis, seréis capaces de modificar vuestra propia biología.
¿Entrenamos un poco?
No quiero cerrar el artículo sin mencionar el siguiente escalón de esta ventaja, del que da buena cuenta José Manuel López Nicolás en «La ciencia de los campeones» (Editorial Planeta, 2021). En él nos introduce la ventaja tecnológica y otros secretos tan interesantes que merecen una reseña aparte.
domingo, 25 de julio de 2021
La llama olímpica: una luz para la humanidad.
Me gustaría hacer una pequeña reflexión (o re-extensión, re-giro, re-torsión) a partir de la llama que simboliza el espíritu olímpico. Una «llamada» a la autoobservación. A sincerarnos con nosotros mismos y considerar si vivimos con una esencia de humanidad, que es la que inspira y prende mecha a la antorcha de la vida, de un mundo sano y armonioso. Crecí en una villa olímpica (Candás) con olímpicos y no olímpicos, pero todos modelos que han sellado en mí y para siempre valores universales.
La autenticidad y el equilibrio surgen en quien:
- Juega por honor, no por rivalidad.
- Defiende su persona, equipo o bandera sin menospreciar la ajena.
- Entiende las reglas del juego, desde la deportividad, no desde la venganza.
- Asume en armonía victoria y derrota.
- Cumple las normas, con y por respeto.
- Acepta los cambios y contratiempos buscando soluciones y no culpables.
- Entiende el lenguaje de la incertidumbre.
- Admira a quien le supera sin envidiarle. Busca su ejemplo.
¿Y tú? ¿Eres llama olímpica o incendias tu vida? Es la diferencia entre obtener luz o cenizas.
«Espíritu olímpico.
Conquista mi mirada.
Humanidad unida
caida y levantada.
Querida, ¡qué herida!
quedó tu alma.
Entregada siempre
con el mundo,
con la causa.
Sumergida en el himno
en las cinco alianzas.
Con o sin medalla,
batalla
ganada.
Olímpica,
la llama
que no se apaga».
Tenemos las herramientas y tenemos el talento. Es posible salvar y sanar al mundo. Que el espíritu deportivo sea nuestra mejor vacuna. Habremos subido al podio.
martes, 20 de julio de 2021
Sin línea de meta: un horizonte de posibilidades
Cuando llega un año olímpico, es frecuente leer y escuchar analogías entre la vida y el deporte. Reviviendo la final femenina de los 1500 metros lisos de Sydney 2000 recordé un ejemplo que quiero compartir como reseña de hoy, a las puertas de Tokyo 2020.
Toda carrera tiene una línea de salida y una de meta. Sin embargo, no solemos recordar nuestro pistoletazo de salida. Y nuestra meta en la vida, no es conocida. A menos que seamos videntes o adivinadores, ¿verdad?
Pues en esa «videncia» está la magia del libro «Sin línea de meta», que narra la vida de Marla Runyan, una de las atletas participantes en esa final olímpica de Sydney. Pero Marla no era vidente; tampoco invidente o adivina. En realidad, tenía un 10% de visión y era la primera vez que un deportista con una afectación como la suya competía legalemtente en unos Juegos Olímpicos.
Marla Runyan padece enfermedad de Stargardt desde los 9 años. Una condición en la que la parte central de la retina (mácula) degenera, y se pierde de forma progresiva la visión central. Esa fue la línea de salida que no olvidará. Tuvo que abandonar deportes que había practicado hasta entonces (gimnasia, fútbol) y el violín (no podía ver las partituras) y comenzó a correr. Como ella misma cuenta, «en la pista solo puedes girar a la izquierda o seguir recto y, cuando vas la primera, no puedes tropezarte con nadie».
Durante su etapa universitaria (en el mismo centro que la propia Helen Keller) pasó a competir a nivel profesional. Participó en disciplinas variadas: heptatlón, 200 y 800 metros lisos, 100 metros obstáculos, salto de altura, salto de longitud, lanzamiento peso y jabalina. Consiguió mínimas para los Juegos Paralímpicos de Barcelona 1992, y posteriormente quiso optar al deporte no-adaptado. No logró marca clasificartoria para los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 (sí para los Paralímpicos), pero en ese momento se dio cuenta de que sus pruebas estrella eran las de larga distancia (campeona de los Juegos Panamericanos 1999). Desde entonces, se sumió en participaciones de media y larga distancia y se forjó un hueco en la historia del atletismo, a pesar de su ¿invidencia? ¿Verdad que no sabe uno cómo hablar de su condición, cuando una persona demuestra «sentir más allá de los sentidos»?
En sus propias palabras:«No podía ver el mundo con claridad, me centré en mirar mis fortalezas».
Resuminos algunos de sus logros:
- Barcelona '92 (JJOO paralímpicos): 4 oros
- Atlanta '96 (JJOO paralímpicos): 1 oro, 1 plata
- Sydney '00 (JJOO olímpicos): finalista 1500 m (8ª plaza)
- Atenas '04 (JJOO olímpicos): finalista 5000 m (9ª plaza)
Además, ha ganado Juegos Panamericanos, Maratones y muchas otras carreras internacionales. Posee másters universitarios, es madre de familia y se dedica en cuerpo y alma a educar niños y familias con problemas de visión (proyecto «Camp Abilities», entre otros).
Encontrarás en este libro toda la motivación necesaria para no rendirte nunca.
Puede que esa meta que tú te has marcado no sea más que otro obstáculo que superar.
¿Lo libramos?
Autores: Maria Runyan; Sally Jenkins, Daniel Menezo García
Editorial: RBA libros
martes, 13 de julio de 2021
El poder sanador del sonido
¿Se puede leer con los ojos del alma?
La reseña de hoy rinde homenaje al «Día Internacional del Director de Orquesta», que se celebra cada 13 de julio desde 2014. Esa fecha marcó el décimo aniversario del fallecimienrto de Carlos Kleiber, un director con un estilo muy peculiar que mostraba su personalidad en cada obra. Su anhelo de perfección le llevaba a ensayar con gran exigencia hasta alcanzar una comunión formal con la orquesta. Esto se debía en parte a que no era el titular de una orquesta concreta a la que ya tuviera adaptada a su estilo, pero también a que quería siempre plasmar su versión ideal de las partituras elegidas, como si se tratase de un estreno.
Durante los conciertos, Kleiber quería mostrar la frescura de lo inmediato y un alejamiento del desarrollos rutinarios. Su manera de dirigir era muy expresiva y del agrado del público con amplios gestos de los brazos. Su labor atraía mucho la atención sobre la escenografía, apartándola de lo musical.
Sobre esta referencia musical, el libro de hoy se titula «Música para el alma», en el que el fotógrafo Agustín Benencia nos regala un relato visual, sensorial y orgánico de la recopilación de años de trabajo solidario del movimiento del mismo nombre («Música para el alma»; MPA). Su actividad nació en Argentina, con músicos de orquestas sinfónicas y coros que se volcaron voluntariamente en acercar su actividad a hospitales, escuelas de educación especial, geriátricos y otras instituciones para acompañar con su música a personas que pasan por situaciones de vida difíciles.
El origen de estos conciertos tiene un nombre, Eugenia, una joven y talentosa flautista de la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto, quien en su prolongada lucha contra una enfermedad eligió transformar esa realidad originando este proyecto destinado a llevar música a quienes atraviesan realidades complejas.
Este libro es especial, pues no sigue un orden cronológico ni estructurado por capítulos. El hilo conductor es la emoción, que circula desde el inicio hasta el final en un movimiento perpetuo. Así, en perpetuo movimiento, es posible llenar el silencio de los hospitales y elevar a la persona que sufre a un estado más elevado de conciencia. Desde la energía de la música, aporta una energía transfomadora que ayuda a asimilar el dolor y las experciencias de las personas que lo padecen.
Porque es ese movimiento y transformación interna la que marca la distancia entre dolor y sufrimiento. No se elimina el dolor pero, acompasado, deja de generar sufrimiento. Es un mensaje de paz (sobre todo, interior) que marca la antesala de la aceptación.
Aquí os dejo el enlace en el que podéis ver más información sobre el libro, que puede descargarse en versión digital: https://www.musicaparaelalma.org/libro/
miércoles, 7 de julio de 2021
La obsesión de contar los pasos: ¿qué pasa si me paso?
martes, 6 de julio de 2021
¿Bicicletas?: una recomendación para el verano
¿Alguna vez has montado en bicicleta?
Puede que hasta recuerdes tus primeras pedaladas. Todo cambiaba a tu alrededor a medida que avanzabas. El tiempo hará cuenta de tu evolución; aquella bicicleta, tu ritmo, tu equilibrio nada tienen que ver ahora con tus inicios.
Lo mismo le ocurrió a Sumji, un niño de 11 años, al que su después de que su tío regala una bicicleta. Con ella se siente el niño más feliz del mundo, incluso siendo una bicicleta de niña. Cree que algún día llegará a África y no le importa que el resto de niños y niñas de su edad hagan burla de sus proyectos.
Pero un día, todo empieza a cambiar. Su amigo Aldo le traiciona al cambiar la bicicleta por un tren o, más bien, por las piezas que le entrega en una caja de zapatos. Las emociones, acciones y vida de Sumji se transforman al ritmo de los cambios de lo que inicialmente era una bicicleta. Pasa por:
.- Una bicicleta
.- Un tren incompleto
.- Un perro
.- Un sacapuntas
.-.... un verdadero AMOR
La historia de Sumji puede ser la de cada uno de nosotros. Tenemos que ir evolucionando, transformando nuestros sueños y nuestras vidas de acuerdo a lo que cada momento y situación nos ofrece. Si «todo fluye, nada permanece», ¿por qué quedarnos anclados en el pasado? Hagamos como Sumji y huyamos de retornar a «nuevas normalidades».
¡En la vida no se ensaya!
Es tu mejor función; un constante directo sin guión.
Permite que tu vida cambie, y cambia con ella. Mutamos, vamos pasando a convertirnos en nuevas cepas. De cada uno depende el resultado, ser cada vez más resistentes en una ruta individual que converja con lo que nos rodea en el camino del AMOR. Ahí es donde habremos alcanzado el equilibrio deseado para nuestra marcha en bicicleta. ¿Quitamos los ruedines?
«La bicicleta de Sumji» es una maravillosa obra de Amos Oz, en la que el autor sabe guiarnos por el sendero de las emociones, sin cerrar ningún final y arrancándonos sonrisas en cada página. En realidad, el final lo debe escribir el lector.
Título: La bicicleta de Sumji
Autor: Amos Oz
Ilustraciones: Joaquín Peña Toro
Editorial: Siruela
domingo, 4 de julio de 2021
Deportista: no descuides tu sonrisa
- Las patologías bucales pueden estar directamente relacionadas con enfermedades que afectan a otras partes del cuerpo como el corazón o el sistema músculo-esquelético.
- Algunas lesiones articulares y musculares son consecuencia de infecciones dentarias o paradentarias.
- La práctica de deporte conlleva unos hábitos específicos que pueden aumentar el riesgo de caries. Es importante tomar medidas para prevenir la aparición de caries y de erosión dental.
- Patrones de alimentación o xerostomía asociada al deporte pueden aumentar el riesgo de sufrir caries.
- Hasta un 18% de los deportistas profesionales reconoce que los problemas de salud bucal pueden haber influido negativamente en su rendimiento deportivo.
La caries es una patología muy prevalente en la población general. Algunos hábitos o situaciones pueden favorecer su aparición. El deporte es una práctica muy saludable para cualquier persona, pero implica una serie de hábitos que pueden favorecer la aparición de caries.
Conviene conocer el mayor riesgo de caries asociado a los hábitos deportivos para adoptar medidas preventivas:
1.- Nutrición: la adaptación nutricional de los deportistas puede conllevar un aumento de carbohidratos en la dieta. Las bacterias los transforman en ácidos que atacan el esmalte dental y, con el tiempo, sin una adecuada higiene bucal, provocan caries y erosión dental.
3.- Respiración: durante la práctica deportiva se adopta una respiración bucal que reseca la boca y lleva a la aparición de xerostomía. La xerostomía o síndrome de boca seca se produce por una disminución de la secreción de saliva. La saliva tiene funciones importantes para la prevención de caries:
.- Neutraliza en pH ácido que aparece tras las comidas. Esto previene la disolución del esmalte.
.- Remineraliza el esmalte: los iones de calcio, fosfato y flúor que van normalmente disueltos en la saliva pueden reincorporarse al esmalte.
.- Regula la acumulación de bacterias en la cavidad oral, responsables de aparición de caries u oras enfermedades como gingivitis.
4.- Estrés: el deporte recreativo está asociado a reducción de los niveles de estrés. Sin embargo, deportistas que participan en competiciones, federados o no, así como los profesionales y los de élite, se someten a elevados niveles de estrés. Las alteraciones hormonales condicionadas por el estrés propician la aparición de xerostomía. Además, estos deportistas tienen mayor predisposición a desarrollar bruxismo. El bruxismo provoca un desgaste uniforme del esmalte que conlleva aumento de la sensibilidad dental, caries y dolor.