La enfermedad cardiovascular continúa liderando las causas de mortalidad en la población general. A pesar de los avances terapéuticos para el abordaje de sus manifestaciones agudas (por ejemplo, infarto de miocardio), no se ha logrado mejorar el impacto en la cronicidad (morbilidad) ni en la supervivencia.
Las enfermedades oncológicas son la segunda causa de mortalidad por detrás de la enfermedad cardiovascular, tanto en hombres como en mujeres. En estas últimas, hay una creciente concienciación sobre la importancia de programas de cribado y manejo temprano (cáncer de mama, cáncer de cérvix) que ha hecho que:
a) se diagnostiquen muchos más casos de cáncer. Este aumento de diagnósticos es a costa, fundamentalmente, de los diagnósticos en estadios tempranos (lo que hace que la incidencia global aumente).
b) se consigan curaciones exitosas con remisiones completas. Esta mayor supervivencia conlleva la cronicidad propia de la enfermedad y de las secuelas de los tratamientos
Los programas de cribado de cáncer de mama han permitido una mejora en el diagnóstico y en el éxito de los tratamientos. Cada vez se diagnostican más casos, pero al ser en fases más precoces, se consigue una elevada tasa de supervivencia.
Muchas personas con cáncer de mama fallecen por enfermedad cardiovascular debido a que:
a) la enfermedad cardiovascular sigue liderando la causas de muerte en la población general, incluso entre personas con cáncer
b) muchos de los factores de riesgo para el desarrollo de cáncer son compartidos con la enfermedad cardiovascular
c) el diagnóstico de cáncer genera un sesgo para otro tipo de enfermedades, de forma que se tiende a infradiagnosticar la enfermedad cardiovascular en personas afectas por tumores
d) las terapias empleadas para el tratamiento del cáncer, en concreto, para el cáncer de mama. conllevan un riesgo de cardiotoxicidad. En personas que ya tengan factores de riesgo, el impacto de esta cardiotoxicidad es particularmente desfavorable
Por este motivo, cada vez se realiza mayor esfuerzo en protocolizar el manejo de las personas que desarrollan cáncer y/o enfermedad cardiovascular de forma que su diagnóstico no ensombrezca la valoración de otros factores de riesgo y, además, sirva de oportunidad para prevenir las consecuencias adversas del tratamiento así como de cribado de enfermedad cardiovascular..
Sin lugar a duda, la mejor prevención sería actuar antes del establecimiento de cualquiera de ellas, enfermedad cardiovascular o cáncer. Un estilo de vida saludable apoyado en una educación para la salud y auspiciada por todos los organismos políticos-sociales-laborales-educativos permitiría vivr sin enfermedad a un mayor número de personas durante la mayor parte de sus vidas.