«Crealidad»
¿A qué te suena esta palabra? No la encontrarás en el diccionario, no tiene una traducción y tampoco es una de esas lecciones eruditas entrecomilladas haciendo alusión al filósofo, pensador, coach, premio Nobel que la pone de moda.
Es uno de mis términos autoacuñados; poseo mi propio laboratorio de las palabras y me encanta diseñar expresiones que encierren la fuerza del significado de algo que experimento. No me identifico con frases mágicas o bonitas (que lo son) escritas o citadas por otros. Me resultan conceptos «de segunda mano» que, en muchas ocasiones, ya han cumplido su función. Es una labor de «ingenio», porque la realiza «el genio» que se esconde en mí. No en los escaparates, los anuncios comerciales ni las últimas tendencias. En mi lámpara particular, la que esconde mi esencia.
Mi «crealidad» es la fórmula en la que englobo experiencias vividas a base de:
-Creencia: del verbo creer en el sentido de confiar, tener fe. Porque la confianza es el bastón que sostiene la voluntad. Si no creo en lo que vivo, en lo que siento, en lo que hago y en lo que pienso, es poco probable que pueda mantener mi firme propósito de llevarlo a cabo, de persistir y ser constante y paciente.
-Creación: lo mismo que los conceptos y palabras. ¿Por qué no diseñar mi propia vida? ¿Acaso no soy la capitana de mi barco? Me permito escoger las velas, ubicar el timón, modificar la estructura de los remos y decidir dónde y cuándo echar anclas. Las posibiidades son infinitas cuando escuchas tu esencia, tus necesidades y tus limitaciones. No te compares con nadie y permite que el ritmo de tu corazón sea el latido que mantenga vivo tu entusiasmo, tu amor por lo que te rodea y tu capacidad para generar cambios en ti y en el mundo.
-Realidad: todo el proceso de confianza y creatividad va orientado a definir una realidad a tu medida. Lo que «crees» y defiendes se hace «real» a base de un esfuerzo «creativo» y en constante cambio. Es dinámico, avanza a medida que tú lo haces, es tu proceso de desarrollo y de cambio. Realidad es todo lo que tú realizas, lo haces real. Eres realista, al tiempo que posees la dignidad de la realeza, la soberanía sobre tu obra. Te conviertes en dueño y no en esclavo. Te liberas.
¿No te ves capaz? ¿Sigues estancado en patrones marcados desde fuera que te encadenan y esclavizan? ¡Vamos, inicia ya un cambio! Yo empecé por los pensamientos. Con ellos modulé mis deseos. Y eso cambió mis acciones (que iban encaminadas a cumplir los deseos).
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