«La belleza salvará al mundo;
sin belleza, el mundo no se salvará».
Me gustaría comenzar la reseña de hoy parafraseando a Dostoievsky en su obra «El idiota». Vivimos circunstancias que nos hacen cuestionarnos los cambios necesarios para salvarnos de un futuro que se asoma incierto, desconocido, a veces amenazante. Muchos autores y artistas se han valido de la belleza para lidiar con esas circunstancias. «La lucha se efectúa al amparo de lo bello», dijo el propio Dostoievsky.
Los pasos para entender la relación entre la realidad, la belleza y la esperanza quedan plasmadas de una manera genuina en la obra de J.R.R.Tolkien. No fue un mero escritor; ejerció de catedrático de universidad, poeta, filólogo y lingüista, entre otros. Y aunque su novela más conocida es «El Señor de los Anillos», hay un cuento maravilloso que refleja fielmente la idiosincrasia de este autor: «Hoja de Niggle» (Editorial Minotauro; traducción de Julio César Santoyo y José María Santamaría). Hojas que son páginas de un libro, lienzos para un cuadro o que brotan de ramas de un árbol, llenas de tinta, óleo o savia. Pasamos páginas de una historia o mudamos a medida que transcurren los meses y estaciones.
Os daré unas pautas para que podáis optimizar la lectura de este cuento.
a) ¿Fantasía o realidad? Tolkien no separa estos dos mundos. Parte de una búsqueda más profunda que hace que ambos conceptos se fusionen en el escenario de «la verdad». La verdad es como una antorcha que luce entre la niebla, sin disiparla.
b) Libertad: «la verdad nos hace libres». Cuando alcanzamos el equilibrio interno de nuestra dicotomía fantasía-realidad, entendemos nuestra esencia. Ser libre es encontrar una posición en el mundo. En este cuento, muchos se identificarán con Niggle por su proceso de búsqueda de su sitio, de su identidad, de su libertad. Hay quien afirma que Niggle es una representación o autoficción del propio J.R.R.Tolkien.
c) Belleza, libertad, verdad: una de las constantes en la obra de Tolkien es representar a todos los seres somos subcreadores. Niggle es un artista que vive atrapado en la creación de su obra (está pintando un paisaje, un árbol). Sufre porque es incapaz de verla acabada, porque no sabe medir cuánto nace del egoísmo (y debería de ayudar a su vecino) o del amor (como artista), y siempre ansía más. Ahí está la búsqueda de su sitio, de la verdad. ¿La alcanza? Aquí entra en juego la noción de que somos seres mortales.
El cuento tiene dos finales. No os desvelaré el secreto, pero sí destaco que, tras la trama de aventuras entre Niggle, con su vecino, pintando su el árbol, bajo la lluvia o montado en su bicicleta (nada de hobbits, anillos ni árboles que hablan), el protagonista encuentra su lugar. Y desde ese lugar, entiende que él es bello, así como su obra, lo que ha creado. Es parte del universo, compartido generosamente desde el amor, la verdad y la libertad.
Os animo a recorrer con Niggle nuestras etapas de fantasía-> evasión-> renovación-> consuelo. Seguro que encontráis vuestro lugar y os sentís bellos y libres.
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