El yoga destensa el cuerpo
y hace que tu mente deje de estar en
constante ebullición. Hasta ahí todo conocido, pero ahora algunos estudios relacionan
esta disciplina con la salud cardiovascular.
Es lo que sugiere tanto una investigación publicada en International Journal of Yoga, como otro
estudio más reciente recogido en Journal of Yoga and Physical Therapy. Ambos confirmaron que la práctica diaria durante un
mes disminuye el índice de masa corporal
y la presión arterial, factores de riesgo
para padecer enfermedades cardiovasculares.
La doctora Paola Beltrán, vocal de la
Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardíaca de la Sociedad Española de
Cardiología (SEC), va más allá: “Se asocia la práctica de yoga a la reducción de
factores de riesgo cardiovascular, como la diabetes, la obesidad o el estrés”,
aclara. Y explica que en cuanto a la presión arterial, es donde más evidencia
científica existe.
Aunque se necesitan más pruebas para
que esta disciplina se prescriba en las consultas, un estudio realizado por Journal of American College of Cardiology
y avalado por la Sociedad Española de Cardiología ya ha probado a implementar
esta disciplina en el tratamiento de pacientes con fibrilación auricular, una patología
cardíaca frecuente y de curso crónico. En una primera fase del estudio se trató a los
participantes con los medicamentos habituales, mientras que en la segunda se
introdujeron, además, sesiones de yoga combinadas con los fármacos. El resultado
fue que los pacientes en la segunda etapa vieron reducidos, respecto a la
primera, los episodios sintomáticos de la enfermedad un 31% más y los
asintomáticos un 50% más. Y, además, registraron una disminución de la presión
arterial y de los síntomas de ansiedad o depresión. De acuerdo con las conclusiones
de este estudio, Beltrán resalta que "la práctica de yoga debe ser complementaria
al tratamiento farmacológico, pero no debe sustituirlo".
Así pues, todo apunta a que nuestro corazón se puede beneficiar del yoga tanto como nuestro cuerpo. Amelia Carro, cardióloga deportiva del Instituto Corvilud, señala que su efectividad se relaciona con su influencia en tres sistemas:
a) Por un lado, la respiración
entrena el sistema nervioso autónomo (involuntario), que generalmente está distorsionado en
personas con enfermedad cardiovascular.
b) En segundo lugar, en cuanto a los mecanismos
físicos voluntarios, las asanas (posturas de yoga) potencian la coordinación, la flexibilidad, el
equilibrio y el tono muscular.
c) Por último, en el aspecto emocional
y mental, la persona logra poner atención consciente (mindfulness) a los movimientos y la
respiración, y esto le permite gestionar por sí misma situaciones de estrés.
Y reducirlas es clave ya que el estrés
es un factor de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares, especialmente
en las mujeres. La meditación y las técnicas respiratorias del yoga disminuyen la
actividad del sistema simpático y activan la contrarregulación del sistema
parasimpático, y eso tiene mucha influencia en los niveles de ansiedad.
¿Desenrollamos la esterilla?
Fuente: Women's Health
Autor: Maria Villar, Amelia Carro
Fotografía: Leo Acker.
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