Hoy ha tocado reunión con el míster. Nos
anuncian que da comienzo la temporada, llevamos tres meses entrenando y acaba
de salir el calendario de partidos. Se nos plantea una liga interesante.
Nuestro equipo ha evolucionado, algunos jugadores lo han dejado, otros han sido
cedidos o fichados por otros clubes y contamos con nuevas incorporaciones. Es
el mismo en esencia, pero con un claro lavado de cara. Nuestro entrenador siempre había
tenido confianza en el trabajo realizado día a día y contábamos con un plan de
juego en el que cada componente sabía su función. Desplazarse por la pista era sencillo
porque conocíamos nuestro papel a la perfección y, además, éramos capaces de apoyar
a los compañeros si algún ataque rebasaba las delimitaciones asignadas.
Sin embargo,
la llegada de nuevos miembros al cuerpo técnico me deja cierta intranquilidad. Tres
entrenamientos semanales los pasamos reunidos en la que llamamos «sala de
mandos»: pizarra, pantalla y reflexión. Es un espacio donde analizamos nuestras
jugadas y las del rival. Oportuno siempre que identifiquemos errores y puntos
de mejora; conocer la táctica del oponente facilita adelantarse a si
estrategia.
Pero… ¿no
deberíamos reforzar esos conocimientos en la cancha? De nada me sirve saber que
me van a rematar cruzando el balón si no practico la recepción; o ver dónde tengo
opciones de centrar mi saque si no lo ejecuto al menos 50 veces correctamente antes del
partido. El éxito se basa en el esfuerzo diario. No podemos garantizar que lo
que vemos de un partido previo del contrincante vaya a ser su actuación ante
nosotros; ni siquiera tenemos certeza de los jugadores que va a sacar. Cada cual esconde las cartas de su baraja.
Lo que sí
conocemos son nuestras fortalezas y debilidades, los defectos de cada jugador, quién
puede reforzarlos y cuándo debemos atacar o defender. El entrenamiento diario
nos proporciona una convivencia y conciencia colectiva que, sólo con ver el gesto
del otro nos alerta sobre cualquier necesidad de cambio en el plan de juego.
Y tú, ¿cómo
preparas tus partidos? ¿conoces tus puntos vulnerables? ¿los puedes revertir o
mejorar? ¿ejercitas tu cuerpo, mente y emociones para estar en las condiciones óptimas
el día del evento?
Mi propuesta es deternerte a pensar sobre el binomio «local vs visitante», «huésped vs hospedador». Porque de nada sirve centrarte en exceso en estudiar al rival, su origen, características y componentes. Puede «mutar» sin anunciarlo. No te va a pedir ni permiso ni perdón. No puedes contemplar desde la silla y prepararte desde las ideas de lo que podrías hacer ante él. ¡Tienes que probar si puedes hacerlo!
Así que, en «esta liga», vamos a reforzar especialmente aquello que podemos entrenar. Nuestra propia capacidad de afrontar a cada rival. Bien es cierto que muchos estaréis poniendo al rival la cara o nombre del coronavirus. Sin embargo, la gran baza de nuestra estrategia es que, una vez unimos nuestras piezas y componentes en torno a nuestro plan, podremos enfrentar/afrontar cualquier agresor: factores de riesgo, cáncer, disruptores metabólicos, emociones tóxicas, enfermedades degenerativas, síntomas invalidantes… Incluso agentes que percibimos como agresores y que realmente no lo son, sólo es que así los percibimos.
Separa lo que está en tus manos y puedes cambiar (huésped) de lo que no depende de tí (visitante, hospedador). Así afrontarás tu mejor partido.
Te voy a
pedir un ejercicio de veracidad y gestión de ti mismo. Considera cuáles pueden
ser tus rivales en esta liga. Igual padeces una enfermedad concreta y bajo
tratamiento. Pero también podemos considerar algunos que has tratado de evitar o
para los que pones excusas (por ejemplo, me han dicho que tengo azúcar, pero que
«mejorará con dieta»-y te pondrás a dieta la
semana que viene; o te han recomendado dejar de fumar, pero tú eres de los que «no tragan el humo»).
Puedes
compartir el conjunto de rivales, que iremos detallando a lo largo de las próximas
semanas a medida que se plantean «entrenamientos» dirigidos para que puedas hacerles
frente.
Seguiremos
adelante con la máxima deportividad y trabajo en equipo. No te rindas, te
apoyamos para conseguirlo.
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