Cuando Hipócrates de Cos (460 a.C-370 a.C) empezó a estudiar
medicina, la disciplina no existía como tal. Fue el primer médico que rechazó
las supersticiones, leyendas y creencias populares que señalaban como causantes
de las enfermedades a las fuerzas sobrenaturales o divinas. Hoy sabemos que
gran parte de sus hallazgos se basaban en una anatomía y una fisiología
incorrectas, pero logró sentar las bases de la medicina de hoy en día.
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Hipócrates enseñando a sus discípulos (estatua ubicada en Cos) |
Muchas de las conclusiones a las que llegó Hipócrates no han
sucumbido a los “avances” tecnológicos. El progreso científico avanza sin
derrumbar los pilares que sus teorías e hipótesis sentaron. Voy a hacer hincapié
en su papel pionero en la fisiología del ejercicio y prescripción del ejercicio
físico (que se aborda en otra entrada de este blog). Definió tipos, cantidad,
calidad de ejercicio, incluso detallando estacionalidad en la que realizarlo,
calentamientos, estiramientos, tipo de alimentación a ingerir (para aumentar sus fuerzas) y manera de combatir su sed.
En sus trabajos hay diversas referencias al uso médico de los ejercicios, pero también aconsejó prudencia en la reanudación de ejercicios vigorosos después de un reposo prolongado; inistió en que el exceso de ejercicio resultaba perjudicial (sobreentrenamiento), y que era difícil fijar y medir la cantidad de ejercicio conveniente a cada persona (mide tu nivel de actividad física). Las palabras más notables que escribió en relación al ejercicio fueron las dedicadas a la rehabilitación médica, pues los griegos no sólo creyeron en ella, sino que también tenían una palabra para designarla: analepsis.
Invito al lector a reflexionar las siguientes anotaciones, que proceden de su libro “Sobrela Dieta”:
· “Caminar es la mejor medicina para el hombre”.
· “Si encontráramos el modo de que cada persona hiciera la cantidad correcta de ejercicio y recibiera el alimento necesario, ni en exceso ni en defecto, habríamos hallado el camino más seguro hacia la salud”.
· "Quienes no están entrenados, teniendo la carne húmeda, al esforzarse en los ejercicios, en cuanto el cuerpo se les calienta, sufren un enorme derretimiento de su carne, produciendo un líquido no connatural al cuerpo, sino muy contrario. Pues no se acumula por igual en las partes desprovistas de carne, sino que se concentra en las carnosas (músculos), hasta el punto de provocar dolencia en éstas hasta que se expulsa".
Vemos que el pilar de la salud está ya sentado en estos escritos
de Hipócrates y, sin embargo, sigue siendo el caballo de batalla al que nos
enfrentamos día a día. Los patrones de conducta en cuanto a ejercicio físico y
alimentación conducen a epidemias y enfermedades crónicas con graves
consecuencias en la actualidad.
Pero si nos detenemos a reflexionar, entenderemos que está en nuestras manos
reconducir esos estilos de vida erróneos e insanos y, como Hipócrates nos enseñó, encauzaremos “el camino
más seguro hacia la salud”.
He seleccionado otros
consejos de este gran maestro, espero que sirvan al lector a meditar sobre su
capacidad de participar en su forma de enfermar y de sanar.
·
Declara el pasado, diagnostica
el presente y prevé el futuro.
·
Primum non nocerum (lo primero
es no hacer daño).
·
Es mucho más importante saber
qué persona tiene la enfermedad que qué enfermedad tiene la persona.
·
Un hombre sabio debería
considerar la salud la mayor de las bendiciones y aprender cómo utilizar su
propio pensamiento para extraer provecho de sus enfermedades.
·
La naturaleza no entiende de
excesos.
·
No hacer nada también es un
buen remedio.
·
Que la comida sea tu alimento,
y el alimento tu medicina.
·
Sólo existen dos cosas: ciencia
y opinión. La primera engendra el conocimiento; la segunda, la ignorancia.
¡Espero que os sirvan!