El brote de COVID-19
ha sido declarado una emergencia de salud pública de interés internacional. Las
personas de avanzada edad, enfermedad cardiovascular y muchos de los factores
de riesgo cardiovascular (hipertensión, diabetes, obesidad) son algunos de los
colectivos más vulnerables ante la infección por el nuevo coronavirus. Como
profesionales de la salud, los cardiólogos atendemos un elevado porcentaje de
pacientes con esta susceptibilidad aumentada y, por ello, es parte de nuestro
cometido alertar, prevenir y procurar que su patología de base se encuentre lo
más estable posible para:
a) evitar descompensaciones agudas;
b) prevenir que,
ante un contagio por COVID19, sufran las complicaciones propias de la infección
(fundamentalmente, una respuesta inflamatoria descontrolada) o del estrés
cardiovascular sobreañadido.
Además de asegurar el
abastecimiento, conocimiento y cumplimiento de su medicación, nuestros
pacientes deben tratar de mantener un estilo de vida correcto. Es importante no
descuidar la alimentación, abstenerse del consumo de tabaco, moderar el consumo de alcohol, considerar técnicas de control de estrés y mantener una actividad física regular.
Esta última
recomendación es una de los que más peligran en el contexto actual de
confinamiento social, y que debe ser abordado de forma específica para evitar
las consecuencias deletéreas que la inactividad física puede originar.
Se sabe que la actividad física tiene un rol prioritario en la prevención y tratamiento de la enfermedad cardiovascular, y que la pérdida de movimiento asociado al desarrollo económico y tecnológico conlleva una pérdida de salud en diferentes aspectos (físico, emocional, mental).
Los datos de
inactividad física previos al confinamiento eran preocupantes, con estimaciones
globales de un 28% de personas clasificadas como “físicamente inactivas”, más
acusado en mujeres (33%) que en hombres (23%).
Las diferencias entre
países europeos son importantes, con una tendencia a que países del norte de
Europa sean físicamente más activos que las del Sur, pero con variaciones
también regionales dentro de cada país. Parte de estas diferencias son
atribuibles a regulaciones, acceso y políticas sanitarias diferentes. Estas
diferencias también son patentes en las condiciones de restricción de movilidad
que cada país establece para la cuarentena en la situación actual de estado de
alarma por COVID19.
Aunque hay países que
permiten realizar actividad física guardando el distanciamiento social, en el
caso de España, la restricción es absoluta en ese sentido.
Fuente: Physical activity policies for cardiovascular health
European Heart
Network (Informe Diciembre 2019)
Es
necesario desarrollar y ofrecer herramientas de apoyo que permitan a nuestra
población adaptar las recomendaciones de actividad física a esta situación
extraordinaria. Es evidente que debemos mantener la indicación y estímulo de “moverse
cuanto sea posible”, de forma que se preserven los
incuestionables beneficios que el ejercicio físico aporta a la salud.
Por
estos motivos, y con la ineludible ayuda de una graduada en Ciencias de la
Actividad Física y el Deporte, hemos diseñado un programa muy sencillo de ejercicio
físico dirigido especialmente a nuestra población más frágil. No precisa de
requerimientos especiales en cuanto a o espacio que impida realizarlo
cómodamente en nuestros hogares.
Es de
máxima importancia insistir en que supervisemos y acompañemos a las personas
frágiles/de edad avanzada a las que va dirigido. De esta forma, seremos capaces
de aplanar una segunda curva: la de la pérdida de funcionalidad y de
independencia.
En las siguiente entrada del blog dejamos
una propuesta de programa de ejercicio
una propuesta de programa de ejercicio
Autores:
Lucía Guerrero Romero - Licenciada en Ciencias Actividad Física y Deporte
Dra. María Dolores Masía Mondéjar – Cardióloga
Dra. Amelia Carro Hevia – Cardióloga
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