sábado, 18 de diciembre de 2021

«Navidad: tiempo de dar, tiempo de dar-se»

Me dirijo rumbo a casa tras mi jornada de trabajo. Miles de bombillas iluminan las calles por las que muchas personas, parejas y familias pasean sus deseos de felicidad y fraternidad. Compran cosas, utensilios, postales. Me pregunto si toda esa energía es un derroche sin sentido, un anestésico con el que bajar el volumen de otras cuestiones a las que no nos queremos enfrentar. Las bolsas y envoltorios son de un formidable y apetitoso colorido, pero, ¿hay algo dentro? ¿son regalos vacíos? ¿saldos y retales con los que simular generosidad y cariño? ¿Se trata de repartir o de compartir?


Es muy fácil repartir bienes cuando se tienen. Más aún cuando sobran. Pero compartir lo que integra nuestro día a día es una cuestión delicada. Los límites de la comodidad marcan el umbral que habría que superar para experimentar la grandeza, no de dar, sino de «darse»

Hoy he diagnosticado seis nuevos casos de COVID-19, cuatro de ellos leves y apenas sintomáticos. Se lamentan y quejan por tener que confinarse. Otras navidades «sacrificadas» para no contagiar a más personas. Vuelos que tenían pagados y reservas de hoteles que ahora tienen que anular.«Ahora que empezábamos a ver la luz...»; «será que las vacunas no valen de nada»; «si hubieran cerrado antes los aeropuertos a viajes desde África no tendríamos variante omicron». 


El virus sigue campando a sus anchas a nuestro alrededor. La incidencia se dispara y no hemos dejado de irnos de fiesta ni de comprar turrón. ¡Suerte la nuestra! Tasas de vacunación altísimas que evitan estragos. Porque, sin vacuna, la situación actual sería una hecatombe. Nos hemos olvidado de las imágenes de furgones militares llenos de cadáveres y de pistas de hielo convertidas en morgues. Y mientras seguimos reclamando que nos pongan ya una tercera dosis, medio mundo sigue sin recibir un sólo pinchazo. Ese mundo al que hemos cerrado las puertas para que no nos infecten con nuevas mutaciones. Que no estorben nuestro progreso y bienestar. ¿Cómo va a callarse el Cumbrevieja ante toda esta locura? Llora su sangre ardiente pidiendo sólo un poco de compasión, de respeto; alertándonos de que no podemos tratar de construir como si fueramos dioses. Ya sabemos lo que pasó en Babel. Cada uno se puso a hablar diferentes lenguas, de forma que la torre con la que pretendían entrar en el cielo fue el mayor símbolo de incomunicación. El virus muta a gran velocidad allí donde no hay vacunas que eviten su imparable multiplicación

Bajo el oscuro anochecer de la selva tropical, 
dos nuevas vidas se hicieron luz en Camerún con 
Fundación Recover: Caroline y Carine

Por fortuna, hay personas y proyectos que no entienden de barreras. En 2013 tuve la suerte de toparme con un increíble grupo de personas que me presentó un proyecto tan motivador como ambicioso: Fundación Recover. Se trataba de hacer llegar medios de salud a hospitales de África a través de unas herramientas de telemedicina en fase de construcción (Sante 2.0). A lo largo de los años, y no exentos de dificultades, fuimos creando, adaptando y progresando para que los sanitarios de diferentes puntos pudieran recibir asistencia y apoyo en la resolución de casos clínicos. Detectar cuándo una mujer tiene que ser trasladada para hacerle una cesárea, confirmar que un electrocardiograma muestra signos de infarto agudo o revisar el tratamiento de un shock cardiogénico son algunos ejemplos de cómo se ha conseguido salvar la vida de muchas personas. Al mismo tiempo, los profesionales han ido aumentando sus conocimientos y aptitudes para una práctica médica en la línea de lo mejor que pueden alcanzar. 


Me alegra ver cómo crece un proyecto que no hace más que sumar, en vez de dividir. Que rompe barreras en lugar de perimetrar fronteras. Que saca de cada uno de los voluntarios lo mejor de nosotros mismos. Que nos devuelve la esperanza y nos enseña lo que significa, de verdad, la Navidad. Volver a nacer. Es un espíritu navideño que dura todo el año en un «renacer a la oportunidad de mejorar la salud de las personas». Eso es «Recover»: recobrar, recuperar, renacer, restablecer, recomponer

En Recover trabajamos para que todas las personas 
tengan las puertas abiertas a un futuro lleno de oportunidades. 

No nos frena ninguna variante del coronavirus. Ahora, más que nunca, nos necesitamos. Mutuamente. Ellos reciben nuestra ayuda. Nosotros, el impulso que nos da la ilusión de contribuir, de apoyar, de atravesar nuestro umbral de egoísmo para «darnos», con entrega y gratitud. 

No tengo dudas cuando les hago donaciones, porque todo es invertido en medios tangibles. Acaban de crear una aplicación móvil para agilizar la transmisión de datos e información de los casos que nos plantean. Con los fondos de los voluntarios, se han comprado dos aparatos de electrocardiografía. Mi agradecemiento y admiración a Chicon Medical, una empresa familiar que se ha implicado en dotar de medios y que, además de esa compra, ha donado un tercero. 

Como un paso lleva al siguiente, nos replanteamos cómo mejorar la docencia en realización e interpretación de electrocardiogramas. Aquí surgió una nueva colaboración. Digimevo dotará de material audiovisual a través de su sistema POC «point of care», un abordaje revolucionario con el que se pretende llegar a cada rincón de los centros atendidos. 




Después de todo esto, invito  a todo aquel que me esté leyendo: 

a) a tratar de poner valor a todos sus gestos y actos. Que no sean por automatismo ni  complacencia. Que sea un ejercicio del corazón con el que entrenamos nuestra solidaridad. 

b) a relativizar esas cuestiones que pueden ocurrir en nuestro día a día. ¿De verdad son tan importantes? Distingamos los verdaderos «problemas» de «cuestiones a resolver». Está de nuestra mano resolver mucho más de lo que pensamos. No nos quedemos de brazos cruzados. 

c) a participar. Sea con la Fundación Recover o con lo que esté al alcance de cada uno, no os perdáis la oportunidad de «daros». Es una forma de encontrarse a uno mismo. Como lo intento hacer yo, o con ejemplos como la contribución generosa y desinteresada de Chicon Medical o Digimevo, todos estamos en condiciones de aportar. ¡Estamos hechos para ello!




Y termino con mi felicitación navideña. Con esta postal estamos ayudando a mejorar las concdiciones de un centro de salud en África (podéis escanear el código QR). No es una postal con trineos, cascabeles, pesebres o regalos. Es la imagen de mujeres transportando bidones de agua hacia sus casas. Para regar de vida; para rebautizar y sanar las heridas de este mundo en el que tenemos que seguir viviendo y conviviendo. 




FELIZ NAVIDAD

1 comentario:

  1. Enhorabuena Amelia, tu implicación y altruismo en estos temas tán sensibles, son un ejemplo en los tiempos que nos tocan vivir.

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