Llega el verano, vemos el mercurio subir y los rayos del sol brillar con fuerza. Sentimos los efectos de un calor sofocante y quizá no seamos del todo conscientes de la magnitud de los cambios que estas circunstancias generan en nuestro organismo y cómo actuar para proteger nuestra salud.
La pérdida de líquido por el sudor hace que disminuya el volumen de líquidos que circula por los vasos sanguíneos (hipovolemia), que además están dilatados debido al calor. Esto hace que la circulación se vuelva más lenta y puedan producirse o agravarse enfermedades cardiovasculares (incluso en personas aparentemente sanas). De hecho, las principales causas de mortalidad durante las olas de calor se relacionan con las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares.
Otras alteraciones asociadas a situaciones de elevada temperatura incluyen:
1.- Alteraciones del mecanismo de termorregulación.
2.- La dificultad de adaptarse a los cambios agrava los estados de deshidratación, que hace descender las cifras de tensión (hipotensión) y puede producir desde mareos hasta pérdida de conocimiento (síncope) o golpes de calor.
3.- Trombosis: la deshidratación hace que la sangre sea más densa (hemoconcentración) y con tendencia a formar trombos. Estos trombos son causantes de accidentes tromboembólicos, que incluyen: infarto de miocardio, ictus, embolias periféricas, infartos renales o esplénicos.
¿Cómo prevenirlo?
Podemos tomar una serie de medidas preventivas sencillas:
1.- Evite exposición en horas centrales del día (12-18 pm).
2.- Hidratación: beba sin esperar a tener sed. Priorice agua y evite bebidas comerciales/alcohólicas.
3.- Ingesta: comidas frecuentes, no copiosas. La fruta y verdura son muy hidratantes. No abuse de comidas calientes. Mantenga los alimentos en el frigorífico y vigile siempre las medidas higiénicas de conservación.
4.- Restrinja actividad física en horas de máxima temperatura. Intensifique la hidratación.
5.- Use ropa de tejidos naturales, ligera y holgada, de colores claros, sombrero/gorro/pañuelo, gafas de sol y cremas protectoras solares.
6.- Permanezca en espacios ventilados o acondicionados. Durante el día baje las persianas y cierre las ventanas; ábralas por la noche para ventilar.
7.- No deje en el interior de vehículos a niñ@s ni ancian@s con las ventanillas cerradas.
8.- Ayude a las personas que puedan estar en mayor riesgo de sufrir los efectos del calor.
¿Qué síntomas produce?
Los síntomas son muy variados de una persona a otra, pero siempre debemos estar atentos y pedir ayuda si aparecen:
1.- Calambres/contractiuras: por pérdida de sales, disbalance iónico.
2.- Agotamiento: malestar, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, sed intensa.
3.- Deshidratación: decaimiento, taquicardia, bajada de tensión y sensación de postración.
4- Golpe de calor : nauseas, vómitos, dolor de cabeza, piel caliente y enrojecida, aumento de la temperatura corporal por encima de 40º, inestabilidad al andar, mareos. Puede llegar a convulsiones, pérdida de conocimiento o coma.
¿Cómo actuar si sospechamos que una persona tiene un golpe de calor?
Ante la aparición de estos síntomas, debemos pedir ayuda de inmediato para evitar que la situación se agrave:
1.- Llame a emergencias sanitarias (número 061 o 112).
2.- Coloque a la persona en un lugar de sombra/ventilado.
3.- Quítele la ropa para airearle.
4.- Si está consciente, colóquele con la cabeza ligeramente elevada y ofrézcale abundante agua.
5.- Refrésquele con agua fría o hielo, sobre todo la cara y axilas. No le meta en la bañera para enfriarle.
6.- Si está inconsciente colóquele tumbado de lado, con las piernas flexionadas (posición lateral de seguridad).
7.- Nunca de líquidos a una persona inconsciente.
Que el calor no derrita vuestros planes de vacaciones.