La obesidad es una enfermedad que en nuestro país alcanza proporciones epidémicas: 17,5% de hombres y 16,5% de mujeres son obesos, según la última Encuesta Europea de Salud de 2014. Esta encuesta se realiza cada cinco años, y las expectativas para 2019 no son nada alentadoras. Según los resultados del Estudio ENPE (Estudio Nutricional de la Población Española) publicados en la Revista Española de Cardiología en 2016, 39,3% de españoles sufren sobrepeso y un 21,6%, obesidad. Es decir, más de la mitad de la población (60,9%) de entre 25 y 64 años. Y si ponemos el foco en los niños, la cosa no mejora: dos de cada diez niños tienen sobrepeso y uno de cada diez es obeso, tal y como se desprende de la última Encuesta Nacional de Salud.
Os doy dos datos claves que me hacen reflexionar:
a) Está causada por los cambios de estilo de vida hacia una alimentación desequilibrada (con una dieta cada vez más alejada del patrón mediterráneo) y disminución de actividad física (el sedentarismo se ha instalado en el ocio y el trabajo de muchas personas). Es decir, es una enfermedad adquirida, y que por tanto, se puede prevenir (en quienes no la padecen) y revertir (en quienes ya la han desarrollado).
b) Sus consecuencias están haciendo mella en la sociedad, en forma de enfermedades crónicas de elevada morbilidad y mortalidad; nos referimos, especialmente, a enfermedades cardiovasculares (angina de pecho, infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca, ictus, embolias, etc) y cánceres.
Es decir, nuestro estilo de vida insano nos está matando. No podemos ni debemos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo nos automutilamos de forma consciente y consentida. Esto NO es algo que hayamos heredado en los genes, ni un virus que nos haya infectado. Es algo que podemos eliminar de nuestras vidas para siempre.
Aparte de la importancia de reconducir las costumbres en cuanto a actividad física (este aspecto tiene su merecida entrada en el blog), debemos de ser muy cautelosos con nuestra alimentación. Hoy os voy a dar unas pautas acerca de la comida procesada, que considero factor causal clave para el desarrollo de obesidad.
Os doy dos datos claves que me hacen reflexionar:
a) Está causada por los cambios de estilo de vida hacia una alimentación desequilibrada (con una dieta cada vez más alejada del patrón mediterráneo) y disminución de actividad física (el sedentarismo se ha instalado en el ocio y el trabajo de muchas personas). Es decir, es una enfermedad adquirida, y que por tanto, se puede prevenir (en quienes no la padecen) y revertir (en quienes ya la han desarrollado).
b) Sus consecuencias están haciendo mella en la sociedad, en forma de enfermedades crónicas de elevada morbilidad y mortalidad; nos referimos, especialmente, a enfermedades cardiovasculares (angina de pecho, infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca, ictus, embolias, etc) y cánceres.
Es decir, nuestro estilo de vida insano nos está matando. No podemos ni debemos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo nos automutilamos de forma consciente y consentida. Esto NO es algo que hayamos heredado en los genes, ni un virus que nos haya infectado. Es algo que podemos eliminar de nuestras vidas para siempre.
Aparte de la importancia de reconducir las costumbres en cuanto a actividad física (este aspecto tiene su merecida entrada en el blog), debemos de ser muy cautelosos con nuestra alimentación. Hoy os voy a dar unas pautas acerca de la comida procesada, que considero factor causal clave para el desarrollo de obesidad.
El 80% de los comestibles que venden en los supermercados son productos procesados no saludables
¿Qué estamos comiendo?
Por un lado, tenemos productos frescos, que son aquellos que llegan directamente al consumidor tras ninguna o mínima transformación: leche fresca, el pescado del mar, carne fresca, huevos, frutas, verduras y hortalizas. Otros alimentos se transforman algo más y serían los primeros procesados: pasta, pan, aceite de oliva, garbanzos de bote, unos guisantes congelados. Pero la matriz sigue siendo la misma materia prima, y no se ha adulterado la base del alimento.
Sin embargo, los productos ultraprocesados carecen de esa matriz original. Una magdalena no es un alimento. Para su fabricación se elimina parte del alimento original (por ejemplo, el cereal), y se añaden gran cantidad de aditivos que permiten su conservación.
Una forma de identificarlos, es mirar la composición. Los productos ultraprocesados contienen al menos una de las siguientes sustancias: sal, grasas poco saludables (grasas "trans" y saturadas), azúcar y aditivos; y en la mayoría de los casos, presentan las cuatro a la vez. Esto se puede comprobar en el etiquetado nutricional del producto, en cuyos ingredientes también abundarán: aditivos, conservantes, estabilizantes, emulsionantes, disolventes, aglutinantes e infladores, edulcorantes y potenciadores sensoriales de color y sabor.
Todas estas sustancias sólo nos aportan calorías vacías y son perjudiciales para nuestra salud. A continuación exponemos en una tabla algunas características y ejemplos.
Hay que huir de los refrescos, zumos procesados, bollería industrial… Esa acumulación de grasas, azúcares y sales es insana. Si comemos un plato de arroz con calamares, un trozo de pan y una manzana, evidentemente ingerimos grasas y azúcares. Pero con un ejército de nutrientes que compensa, distribuye y lo gestiona. Si nos tomamos un "donuts" hay grasa, azúcar y sal y no hay ejército de nutrientes ni de nada. Los obesos suelen presentar estados carenciales de proteínas, hierro, algunas vitaminas, que agrava su estado de salud (sarcopenia, osteopenia, anemia, inmunodeficiencia)
Por último, destacaré las estrategias con las que la industria promueve el máximo consumo de productos procesados. Parte de los aditivos que los componen están dotados de características organolépticas de procedencia artificial, que
estimulan el apetito de manera intensa. Además, en nuestro entorno abundan por
todas partes de manera muy accesible e irresistible y la publicidad nos
persigue para que los compremos. Especialmente en personas con predisposición, estos productos generan adicción. La adicción se define como una conducta caracterizada por la búsqueda compulsiva de recompensa (placer) a pesar de las consecuencias nocivas que conlleva este comportamiento. Lo que genera la sensación de placer al tomar alimentos de palatabilidad alta -aquellos ricos en azúcar, grasa y sal- es la secreción de dopamina, serotonina y distintos canabinoides en respuesta al su consumo, lo que llamamos la respuesta hedónica a la ingesta. Es decir, una ingesta de estos componentes genera un "colocón" en el cerebro que impulsa a seguir comiendo. Y cuanto más ultraprocesados consumimos, menos
comida real está presente en nuestra dieta. Por lo que perdemos calidad por doble
partida y dañamos severamente nuestro cuerpo. Sin embargo, los productos ultraprocesados carecen de esa matriz original. Una magdalena no es un alimento. Para su fabricación se elimina parte del alimento original (por ejemplo, el cereal), y se añaden gran cantidad de aditivos que permiten su conservación.
Una forma de identificarlos, es mirar la composición. Los productos ultraprocesados contienen al menos una de las siguientes sustancias: sal, grasas poco saludables (grasas "trans" y saturadas), azúcar y aditivos; y en la mayoría de los casos, presentan las cuatro a la vez. Esto se puede comprobar en el etiquetado nutricional del producto, en cuyos ingredientes también abundarán: aditivos, conservantes, estabilizantes, emulsionantes, disolventes, aglutinantes e infladores, edulcorantes y potenciadores sensoriales de color y sabor.
Todas estas sustancias sólo nos aportan calorías vacías y son perjudiciales para nuestra salud. A continuación exponemos en una tabla algunas características y ejemplos.
Alimentos
frescos
|
Alimentos
Procesados
|
Productos
Ultraprocesados
|
Alimento
original, sin transformación
|
Alimento
no adulterado, procesamiento básico para su conservación
|
Se
elimina el alimento original y se añaden aditivos para su conservación
En
su composición figuran: sal, grasas saturadas/trans, azúcar, aditivos
(conservantes, estabilizantes, emulsionantes, aglutinantes, potenciadores de
color/sabor..)
|
Verduras
Frutas
Hortalizas
Legumbres
Pescado
Huevos
Carne
|
Verduras
congeladas
Pan
Pasta
Aceite
de Oliva
Legumbres
de bote
|
Bollería
industrial (magdalenas, donut, etc)
Pan
de molde
Salsas
(mahonesa, ketchup)
Platos
preparados, pizza
Precocinados (nuggets, empanadillas, croquetas)
Chocolates
Enlatados
Bebidas
carbonatadas
Cremas,
helados
Snacks
Zumos
envasados
Barritas energéticas
Tortitas dietéticas
Galletas
Cereales (copos, arroz inflado, cornkflakes) |
SALUDABLES
|
NO
SALUDABLES
|
No es
para tomárselo a broma. Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la
primera causa de defunción en España. Por eso, hay que centrarse en consumir alimentos sin etiqueta
y sin lista de ingredientes, alimentos frescos de primera necesidad como frutas,
verduras, hortalizas, legumbres, frutos secos, semillas, cereales integrales,
huevos, carne y pescado frescos. En caso de llevar ingredientes, un truco muy
fácil es evitar todo lo que contenga más de tres ingredientes en su etiqueta.
Te invitamos a revisar los productos de tu despensa y tu nevera, hacer una "limpieza" de los mismos y comenzar a entrenar el hábito de una compra-cocina-ingesta saludable.
Es un paso esencial para vencer la epidemia de la obesidad
¿Te atreverías a someterte a examen?
No hay comentarios:
Publicar un comentario