¿Te consideras una persona activa?
¿Si haces una hora de ejercicio, te puedes considerar libre de riesgo cardiovascular?
¿Sabes que hay «runners» que cumplen criterios de sedentarismo?
Os explicamos con detalle una serie de conceptos. El artículo original lo tenemos comentado con máximo nivel de recomendación en Science Now (Faculty Opinion).
La medición a través de dispositivos de monitorización nos confirma el principio fundamental de que cualquier tiempo de conducta sedentaria a lo largo del día desplaza el tiempo total de actividad física (suma de actividad a cualquier intensidad). En consecuencia, la única medida para contrarrestar largos tiempos de sedestación es incrementar la actividad física (con independencia de la intensidad).
No es lo mismo «sedentarismo» (permanecer la mayor parte de tiempo vigil sentado) que «inactividad física» (no alcanzar las recomendaciones de actividad física para cada grupo de eda y condición). Así, una persona puede ser físicamente activa (alcanza 200 minutos de actividad física moderada semanal, por ejemplo) y, al mismo tiempo, sedentaria (cada día permanece 15 horas sentado, por ejemplo). Tanto la inactividad física como la conducta sedentaria tienen consecuencias adversas para la salud, en general y, en particular, para la salud cardiovascular.
El equilibrio (es decir, el balance de tiempo total sentado y empleado en actividad física) puede alterarse si los incrementos de tiempo sentado desplazan el tiempo total de actividad física (panel de la izquierda: la flecha roja indica un balance no deseado). Por el contrario, incrementos en la actividad física conllevan de forma invariable reducciones del tiempo de sedestación (la flecha verde indica un balance más deseable).
En este ejemplo hipotético (panel de la derecha), se ilustra cómo los cambios generados por las restricciones derivadas de la COVID-19 (confinamiento, cierre instalaciones deportivas, etc) habrían ocasionado un balance adverso en personas físicamente activas, dado que se reducen las oportunidades de realizar actividades físicas tanto de intensidad ligera (pasear, ir a la compra, ir al trabajo, etc.) como moderada o vigorosa, con el consiguiente aumento de tiempo de sedentarismo.
Fenotipos de actividad física
Presentamos otro ejemplo, a través de análisis de diferentes patrones de actividad obtenidos por pulseras de actividad (big data).
Dos personas con idéntico tiempo de sedestación (color rojo; ∼ 13 h) y actividad física de intensidad moderada-vigorosa (naranja; ∼ 0,7 h) pero con patrón diferencial en la distribución de la actividad.
Se clasifican como «perpetuador» o «interruptor» en función del número de interrupciones del tiempo sentado. Se observa que el patrón «interruptor», aunque acumula un tiempo sentado total similar, tiene más transiciones de «sentado» a «en movimiento». El resultado es que el segundo fenotipo consigue mayor grado de actividad física ligera (amarillo).
Este ejemplo pone de manifiesto la importancia de hacer interrupciones o pausas del tiempo sentado.
Es hora de revertir este balance negativo y tratar de incrementar la actividad física y reducir el tiempo sentados.
«Siéntate menos; muévete más»
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