Hay situaciones en las que es necesario valorar el ritmo cardiaco de forma continua. Para ello no valen los monitores externos, pulsómetros ni pulseras de actividad. No basta con «contar pulsaciones» sino que es preciso conocer el voltaje, amplitud, morfología, duración y otros parámetros extraídos a partir de las señales eléctricas del corazón.
Esta herramienta nos permite estudiar el corazón en esfuerzo y en reposo, no hay que retirarlo para ducharse y permite transmitir los datos a una central que podrá analizar el médico responsable.
La inserción de este monitor o «holter» es muy sencilla, se hace con anestesia local y no precisa ingreso hospitalario.
El monitor se inyecta debajo de la piel y tiene batería unos tres años.
La intención es poder detectar una arritmia en el caso de presentarse. Las causas que llevan a implantarlo son diversas y diferentes de un individuo a otro:
- Personas con síncope de origen inexplicado
- Antecedentes familiares de arritmias de alto riesgo o muerte súbita
- Antecedentes de arritmia (con o sin tratamiento) para mejorar su diagnóstico o comprobar resultados del tratamiento
- Sospecha de fibrilación auricular
- Ictus de causa no aclarada
- Miocarditis, enfermedades estructurales o miocardiopatías en las que pueda presentarse una arritmia.
La persona portadora de este dispositivo tiene en su domicilio un aparato para la transmisión electrónica de datos (algo similar a un router) que permitirá que el registro diario de su ritmo cardiaco sea trasmitido y analizado de forma permanente.
Vídeo disponible en youtube
El dispositivo en sí mismo no es ningún tratamiento ni prevención de una arritmia. Por ello, en el caso de tener algún síntoma de cualquier tipo, de debe solicitar atención médica.
Si tiene cualquier duda acerca de monitorización, no dude en consultarnos.
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