Hoy he
reflexionado bastante este encabezamiento, “Vivir con Enfermedad”. Me
ha hecho recopilar conceptos como la definición de “Salud”, que he
cotejado con mi propia experiencia clínica e incluso personal. De las muchas
personas que han pasado por mí, puedo ejemplificaros dos tipos completamente
antagónicos. Hay quienes acuden por síntomas que les incomodan de forma muy
importante, les angustian por la posibilidad de padecer una enfermedad,
bloquean cualquier esfera de su vida…..pero no tienen asociada una patología ni
un diagnóstico. Al no tener una enfermedad, no existe tratamiento, y se van
confinando a sus miedos e incomodidades. Un ejemplo son las “palpitaciones”:
percepción incómoda del latido cardiaco. Si no hay debajo una arritmia, no es
necesario (posiblemente, ni siquiera es bueno) dar medicamentos para
“silenciar” el corazón y que esa persona deje de notar esa incómoda sensación
de latido fuerte, rápido, adelantado, etc. Una emoción intensa (una llamada de
teléfono inesperada, reencuentro con alguien querido, un susto…), por ejemplo,
puede generar ese tipo de latidos. Quienes interpretan “qué sorpresa”,
“me ha dado un vuelco al corazón”, “tengo mariposas en el estómago”, asumen
las reacciones de su cuerpo como parte de su vida, y viven adaptados y felices.
Sin embargo, quienes niegan su propio latido como algo natural, buscan
desesperadamente ayuda de quien otorgue un nombre, un diagnóstico (“arritmia”,
“bloqueo”, “extrasístole”) al que aferrarse para confiar en que existirá un
tratamiento que lo elimine.
Mi labor es
transmitir tranquilidad y explicar cómo el corazón no es una máquina
programada, que se adapta al cuerpo y es lo suficientemente flexible, versátil
y capaz de responder a las situaciones normales de la vida. Me entristece
ver gente sana que vive en enfermedad.
Por otro lado,
hay otras situaciones en las que, aún con enfermedad, las personas ansían y
desean romper cualquier barrera o limitación. Después de una operación de
válvula, implante de un marcapaso, o diagnóstico de una arritmia, piden consejo
y hasta permiso para apuntarse a clases de baile, participar de una carrera o
mantener su costumbre de jugar partidos de padel con sus amigos. Esta admirable
actitud muestra gente con enfermedad que vive en salud.
La diferencia
entre unos y otros no depende de mí, depende de sí mismos y de su propia
resiliencia. No voy a seguir escribiendo comentarios y dejo que cada uno
reflexione, profundice bien adentro y decida. La clave es esa, tomar
decisiones.
Finalizo con una frase un dibujo:
Finalizo con una frase un dibujo:
“Cambia tus hábitos, ellos te cambiarán a ti”
Y el dibujo
representa mi deseo de apoyar, compartir y ayudar en ese cambio, sea cual sea
la condición de tu cuerpo (con/sin enfermedad)
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