Esta mañana me enviaron un vídeo muy bonito en el que un pájaro revolotea en torno al espejo retrovisor de un coche. La atención de quien lo graba, unido a su capacidad de sorpresa, admiración de la belleza y el detalle de compartirlo conmigo, hace que me venga a la memoria Mulla Nasruddin. ¿No conocéis a este personaje?. Os los presento a través de uno de los cuentos sufíes que protagoniza. y sirve de reflexión acerca de nuestro aprendizaje conductista. Espero que os enseñe algo:
Eran
las nueve de la mañana y Nasruddin seguía completamente dormido. El sol estaba
en todo lo alto, los pájaros gorjeaban en las ramas y el desayuno de Nasruddin
se estaba enfriando, de manera que su mujer le despertó.
Nasruddin
se espabiló furiosísimo: «¿Por qué me despiertas precisamente ahora?», gritó. «¿No
podías haber aguardado un poco más?»
«El
sol está en lo alto», replicó su mujer, «los pájaros gorjean en las ramas y tu
desayuno se está enfriando».
«Qué
mujer más estúpida», dijo Nasruddin. «¡El desayuno es una bagatela, comparado
con el contrato por valor de cien mil piezas de oro que estaba a punto de
firmar!».
De
modo que se dio la vuelta y se arrebujó entre las sábanas durante un largo
rato, intentando recobrar el sueño y el contrato que su mujer había hecho
añicos.
Ahora
bien, sucedía que Nasruddin pretendía realizar una estafa en aquel contrato, y
la otra parte contratante era un injusto tirano.
Si, al
recobrar el sueño, Nasruddin renuncia a su estafa, será un santo.
Si se
esfuerza denodadamente por liberar a la gente de la opresión del tirano, será
un reformador.
Si, en
medio de su sueño, de pronto cae en la cuenta de que está soñando, se
convertirá en un hombre despierto y en un místico.
¿De
qué vale ser un santo o un reformador si uno está dormido?
¿Cómo saber si uno está dormido, el
reforzador de conducta que se precisa y el momento oportuno? ¿Cuál era el mejor
premio, el desayuno caliente o la ilusión de las cien mil piezas de oro?. ¿Cómo
estar en coincidencia con lo que el individuo o el ambiente quieren?
Y aquí....os presento al pájaro que me recordó la existencia de este cuento (ver vídeo):
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