«El primer gesto humano es el abrazo.
Los recién nacidos, nada más llegar al mundo, manotean.
Los bebés agitan sus brazos, como buscando a alguien.
Los que ya han vivido, en el final de sus días, mueren queriendo alzar los brazos.
Por muchas vueltas que le demos o palabras con que adornemos, es así de simple.
Entre dos aleteos, sin más explicación, transcurre el viaje».
El 16 de octubre es el día mundial de la resucitación cardiopulmonar, dia europeo de la concienciación del paro cardiaco y día mundial de la alimentación. Sólo una excusa para recordaros la necesidad detener unos conocimientos básicos sobre lo que es una parada cardiaca y cómo actuar (imagen).
Aún así, habrá muchas personas que no recuperan la circulación y la conciencia. Mi experiencia profesional acumula numerosas pérdidas. No puedo llamarlos fracasos, son momentos donde que debemos contemplar como una oportunidad excepcional que, a veces, devuelve lo que ya se había ido.
Pero hay otros casos en los que la «reanimación» es eficaz, preventiva, curativa. Hablo del poder de los abrazos. Cuántas veces necesitamos que nos devuelvan el ánimo: desnutridos de ilusión, nos llenamos del valor frente al reto, el consuelo ante el dolor o el coraje ante el miedo.
«ReAnimar»: devolver el ánimo; retornar «el alma» (eso significa ánima).
¿Cómo lo hacemos? En un abrazo. Comprimimos el pecho, cuerpo a cuerpo. Las manos actúan desde la espalda. Hundimos las palmas hasta desplegar las escápulas. En silencio. Palpita el alma. Saciados de amor, sentimos la fuerza que nos permite volver a agitar nuestras alas.
¿Cuándo fue la última vez que abrazaste?
No te olvides, todos necesitamos alimentar el alma.
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